quarta-feira, abril 28, 2010
Mann, no seu Goethe e Tolstoi: "Falando da sua adolescência, Tolstói escreveu: «Sentia a necessidade de ser conhecido e amado por alguém, a necessidade de dizer o meu nome; parecia-me que toda a gente devia ficar vivamente impressionada com tal comunicação, reunindo-se à minha volta e agradecendo-me algo...». Isto passava-se antes dos primeiros passos do escritor, num tempo em que ele ainda não concebera nenhuma das suas obras literárias, nem lhe ocorrera a ideia de fundar uma nova religião, prática, terrena e sem dogmas, ideia que o obcecou, aliás, a partir dos vinte e sete anos, como refere o seu diário."
"1855
2, 3, 4 DE MARZO. ... Hoy comulgué. Ayer una conversación sobre lo divino y la fe me llevó hasta una idea grande, inmensa, a cuya realización me siento capaz de consagrar mi vida. Esta idea es la de fundar una nueva religión acorde con el desarrolo de la humanidad, la religión de Cristo pero despojada de la fe y de los misterios, una religión práctica que no prometa la felicidad futura, sino que dé a los hombres da lelicidad en la tierra. ... Actuar conscientemente para la unión de los hombres por medio de la religión, ese es el fudamento de una idea que, espero, me apasionará.
6, 7, 8, 9, 10, 11 DE MARZO. Volví a perder 200 rublos contra Odajovski, así que estoy enredado hasta el último extremo. ... La carrera militar no es para mí, y cuando antes me zafe de ella para poder dedicarme plenamente a la literatura mejor será.
17 DE MARZO. Escribí casi una hoja de Juventud bien, pero podría havere scrito más y mejor. Me acosté tarde.
18 DE MARZO. Releí algunas páginas de mi diario, en las que me examino y busco un camino o un método de perfeccionamento. Desde el principio adopté el método más lógico y científico, pero el menos practicable: conocer y conseguir a través de la razón las mejores virtudes y las más utiles. Después llegué a la conclusión de que la virtud es sólo la negación del vicio, ya que el hombre es bueno, y yo quería enmendar mis vicios. Pero eran demasiados, y enmendarlos según los principios espirituales sólo sería posible para un ser espiritual, y el hombre tiene dos seres, dos voluntades. Entonces entendí que la enmienda tiene que ser progresiva. Pera tampoco eso es posible. Es necesario preparar mediante la razón una sitiación en la que el perfeccionamento sea posible, en la que concuerden de la mejor manera la voluntad carnal y la voluntad espiritual; son necesarios ciertos procedimientos para enmendarse. Y en uno de esos procedimientos caí por casualidad: encontré el criterio de las situaciones en las que el bien es fácil o difícil. El hombre, en general, aspira a una vida espiritual, y para alcanzar los objetivos espirituales es necesaria una situación en la que la satisfación de las aspiraciones carnales ni contradiga ni coincida con la satisfación de las aspiraciones espirituales. La ambición, el amor por la mujer, el amor por la naturaleza, por las artes, por la poesía.
De este modo, he aquí mi nueva regla, además de las que hace mucho tiempo me impuse: ser activo, razonable y modesto. Ser activo siempre hacia una meta espiritual, meditar todos mis actos partiendo de la base de que son buenos los que tienden a objetivos espirituales. Ser modesto de manera que el placer de estar satisfecho conmigo mismo no se convierta en el placer de suscitar en los otros el elogio o la admiración. Con frecuencia también he querido trabajar sistemáticamente para mi bienestar material, pero este objetivo era demasiado diversiforme, y por otro lado he cometido el error de querer darle forma independientemente de las circunstancias. De modo que con mi regla actual trabajaré para mejorar mi bienestar en la medida en que este me proporcionará los recursos para la vida espiritual y trabajaré sólo a modo de no obstaculizar las circunstancias. Mi vocación, según he podido comprender por una experiencia de diez anos, no es la actividad práctica; por eso la economía doméstica es lo menos compatible con mis inclinaciones. Hoy se me ocurrió la idea de alquilar mi propriedad a mi cuñado (5). De esa manera conseguiré tres objetivos, me me liberaré de las preocupaciones de la economía doméstica y de los hábitos de mi juventud, me impondré límites y me desharé de mis deudas. Hoy escribí casi una hoja de Juventud.
(5) Es decir, a Valerián Tolstói, marido de su hermana Masha."
Lev Tolstói (trad. Selma Ancira), Diarios (1847-1894), Acantilado, 2002.
posted by Luís Miguel Dias quarta-feira, abril 28, 2010