terça-feira, junho 06, 2006
Cambalhota sem trivela
Um dia destes sentei-me no sofá liguei a tv e no zapping fui ter a um treino da selecção do Brasil. Parou. A dada altura juntam-se Ronaldinho e Roberto Carlos mais uma bola. E ficam alí entretidos com ela sem a deixar cair. Os restantes jogadores fazem alongamentos, conversam, bebem água e não tiram os olhos dos companheiros. Parreira, de pé, assiste de mãos atrás das costas. Roberto Carlos como que derrotado vai juntar-se aos outros. Fica Ronaldinho. Todos o olham. Todos dão gargalhadas. Estão deliciados. Como que olham para o céu. Quando todos julgavam já ter visto tudo Ronaldinho cola a bola no pé e dá uma cambalhota. A bola não se mexeu. Parreira está de olhos esbugalhados. Os companheiros não acreditam e parecem pensar que aquilo que acabaram de ver só visto. Ronaldinho sorri. Acaba o treino sentado ao lado de Robinho. Estão todos pasmados. Fiquei siderado.
NBA
Depois dos fantásticos playoffs, conseguiram chegar à final Dallas e Miami.
Por Miami, que nunca tinha atingido a final: Shaq, Wade, Alonzo Mourning, Gary Payton, Antoine Walker e Jason Williams liderados pelo experiente e excelente Pat Riley.
Por Dallas, 26 anos depois: Josh Howard, Dirk Nowitzki, Jerry Stackhouse, Jason Terry e DeSagana Diop liderados por Avery Johnson, considerado o melhor treinador do ano.
O primeiro jogo terá lugar na madrugada de sexta-feira. Não sei o que lhes diga. Vejam. Gravem.
Fútbol, el arte de un juego
El campo atrincherado
Tras la guerra, el fútbol abandonó las trincheras y conoció una fuerte expansión como elemento de prestigio político en los regímenes totalitarios. Fue uno de los elementos de la diplomacia deportiva que frecuentaron la URSS y la Alemania nazi para demostrar sus intenciones pacíficas. Los éxitos del fútbol italiano en los mundiales de 1934 (donde El Sol denunció la «exaltación nacionalista» reinante durante los dos accidentados encuentros de cuartos de final contra España) y 1938 (donde el equipo italiano vistió ostentosamente camisa negra en su eliminatoria de cuartos contra la anfitriona Francia) convirtieron a los Azzurri en la «nazionale del Duce», paradigma de la modernidad futbolística, muestra palmaria de la eficacia de los métodos fascistas en el dominio deportivo y metáfora del «nuevo rango» al que aspiraba Italia en un contexto internacional marcado por el «Anschluss» (que llevó a la disolución del Wunderteam austriaco) y la crisis de los Sudetes.
Una de las bellas artes
Ver el fútbol contaminado de épica homérica, las pasiones del homo ludens, los méritos narrativos de un locutor capaz de recrear la completa ilusión de un espejismo, vivir la magia o la ficción de un acontecimiento deportivo que nos transforma, enajenados de emoción. El libro de Juan Villoro [Dios Es Redondo], autor también del magnífico Los once de la tribu (1995), pretende que consideremos este deporte como una das bellas artes. Primero, porque se trata de una experiencia colectiva en que la realidad queda al margen para que predomine la ficción, y logra así lo que Coleridge consideraba el centro gravitacional de la literatura: «La suspensión del juicio». Segundo, porque desliza en nuestro ánimo la sentina de escombros que como residuos de maldad y la perversión vemos emerger bajo su influjo. Es decir, no queremos ver un partido, sino infligirle un resultado al contrario. La rivalidad despereza las malas hierbas que envenenan el alma.
Holdërlin afirmaba que «el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando piensa». Lo que traducido al tema futbolístico quiere decir que sólo pensamos cuando el hincha duerme. Nacionalismo, heroísmo, machismo y cainismo, todos los ismos rebrotan con la emoción futbolística. Escuchamos o, para peor, leemos que el fútbol es un fenómeno de multitudes. Nos resignamos a que Heidegger sea menos recordado que Pelé. Vivimos en parajódica extrañeza porque se interpretase como el mayor gesto para la intregración en Francia el beso de Zidane a la camiseta de Argelia, que llevaba bajo la francesa, durante la final de 1998.
Lo intrínseco del fútbol es su desproporción. Todo a su alrededor se vuelve hiperbólico, una tragicomedia grotesca. Villoro lo analiza con pasión y con inteligencia. Para un gran escritor el tema es lo de menos. Si Guillermo Cabrera escribió páginas memorables sobre ínfimos filmes, en Dios es redondo hay momentos de sublime perspicacia que evocan una escena efímera de un partido, un lance en que el azar da al traste con un mito, la sugestión trascendente de algo en apariencia pueril.
No balneário da final de 2002 e...
Scolari.
Roland-Garros
Décimo dia.
Santos da casa...
Um amigo pergunta-me qual o treinador que gostava de ver treinar o Benfica. Respondo-lhe que gostava que resolvessem o assunto depressa para não termos de ficar com quem ficámos.
Albert Camus
"Todo lo importante que he aprendido en la vida lo he aprendido en el fútbol."
posted by Luís Miguel Dias terça-feira, junho 06, 2006