terça-feira, abril 12, 2005
Relato de mi vida (4)
Caspar David Friedrich, A Walk at Dusk, 1830 - 1835.
"En el otoño de 1924, después de innumerables peripecias y obstáculos, apareció por fin la novela que me había tenido cautivo, no siete años, sino, en conjunto, doce. Aunque hubiera sido acogida de un modo más desfavorable, habria superado completamente mis esperanzas. Estoy habituado a entregar al público un trabajo ya acabado con un resignado encogimiento de hombros y sin la más mínima confianza en sus posibilidades de éxito en el mundo. La fascinación que antes ejercía sobre mí, que cuidaba de él, ya se ha gastado totalmente desde mucho tiempo atrás; y acabar el trabajo era un simple asunto de ética creadora, de obstinación , en el fondo. A mi parecer, el encarnizamiento con que durante tantos años me dediqué a aquel trabajo estaba demasiado condicionado por esa obstinación; esa creación me parece un placer demasiado privado y problemático como para que yo me atreva a esperar que muchas personas se interesen por ese residuo de mis extrañas mañanas. Cuando, sin embargo, como me ha ocurrido varias veces en el curso de mi vida, ese interés se manifiesta de un modo turbulento, yo «caigo de las nubes», y en el caso de Der Zauberberg [La montaña mágica] esta agradable caída fue especialmente profunda y sorprendente. Quién habría podido suponer que un público agobiado y acosado por dificultades económicas iba a estar dispuesto a seguir las soñadoras combinaciones de esta sinfonía de pensamientos que se extendía a lo largo de mil doscientas páginas? («La alfombra gigante de su canción / dos veces cien mil versos»: esta frase del Fidursi de Heine había sido mi cita preferida mientras trabajaba en la novela; y luego aquella otra frase de Goethe: «El que no puedas acabar, eso te engrandece».) Sería posible encontrar, en las circunstancias de hoy, más de unos pocos miles de personas dispuestas a pagar el precio de dieciséis o de veinte marcos por una distracción tan extraña que casi no tiene nada que ver con la lectura de una novela en el sentido habitual de la palabra? Lo cierto es que sólo diez anos antes aquelos dos volúmenes ni hubieran podido ser escritos, ni tampoco podrían haber encontrado lectores. Para ello habían sido necesarias experiencias que el autor había compartido con su nación. Este había tenido que dejar que en su interior adquiriesen, con el tiempo, la suficiente madurez artística para presentarse con su audaz producto en el momento más favorable, como ya había ocurrido en otra ocasión."
Thomas Mann (trad. Andrés Sánchez Pascual), Relato de mi vida, Alianza Editorial, 1990.
posted by Luís Miguel Dias terça-feira, abril 12, 2005