domingo, abril 24, 2005
recordaciones aladas (9)
"Y luego venía el arte que nos suministraban los mayores en libros de lectura y otros vehículos de él.
Los sentimientos que el arte nos removía dentro del alma en aquel bendito colegio eran análogos a los que removía en las almas antiguas, infantiles, almas de una pieza, que sin cansancio de la vida abrían los ojos a todo color y toda línea, a toda brisa aromática el olfato, a todo rumor el oído, a todo ay! y a todo grito de júbilo, por pasajeros que fuesen, el corazón. Todo era para nosotros, como para los primitivos, misterioso.
Misterioso sobre toda ponderación era el Mazo, un libro grande, un verdadero mazo, el mayor de los que manejábamos los pequeños, y el mayor que conocíamos si se exceptuaba aquel misterioso diccionario en que buscaban, durante la vela, significados los mayores. Tiene el Mazo, que es un catecismo explicado, pasajes que nos dejaban impresión formidable.
Y El Amigo de los Niños? y el Juanito?
[...]
Cuando se habla de lo sublime y se recuerda el fiat lux del Génesis, o algún pasaje de Homero o de Shakespeare, yo vuelvo la mente al oh vicio nefando! y abstrayéndome en lo posible de mi actual y artificioso estado de conciencia, procuro evocar del hondón de mi alma el eco indeleble que entre estremecimientos de fascinación, dejó en mi espíritu infantil el tal pasaje de Luzbel [pasando bajo las banderas de Luzbel oh vicio nefando!]. Porque después lo he comprendido y creído ver su contenido todo, y sobre todo las cosas han cambiado para mí desde que esos insuportables y anti-infantiles íntegros o nocedalinos en su especial manera de retórica, han profanado por el abuso la palabra nefando. Cuán de menos echo su viejo sentido apocalíptico, apocalíptico y sublime porque no era sentido ninguno!
En cambio de la ciencia y la controversia nos burlábamos. En ese mismo librillo se habla de Lutero, Calvino, Zuinglio, Socino, Fox y otros corifeos del protestantismo. Lo de corifeos nos hacía mucha gracia, pues esos señores no sólo eran feos, sino cori-feos, y decíamos que los feos del protestantismo eran Calvino, algún calvo sin duda, Tocino y Fot. En Bilbao se llamaba fot al pan francés."
Miguel de Unamuno, Recuerdos de niñez y de mocedad, Biblioteca Unamuno - Alianza Editorial, Madrid, 2002.
posted by Luís Miguel Dias domingo, abril 24, 2005