segunda-feira, fevereiro 07, 2005
recordaciones aladas (6)
"Se ha comparado a los niños con los salvajes y a las asociaciones infantiles con las sociedades primitivas, y corren por ahí al respecto libros llenos de noticias acerca de las costumbres y los juegos de unos y de otros, cotejándolos mutuamente. Y así como en la semilla dicen que se ve ya en germen el árbol adulto, así hay quien en los juegos de la infancia llega a ver la complicada trama de la sociedad. Y ahora vamos a hablar de la economía política y sus aledaños entre los niños.
Antiquísimo dicen que es el origen de la moneda, del vil dinero, ni más antiguo ni más vil que otra cualquiera cosa humana. Los salvajes, según se cuenta, se sirven para sus cambios y trueques de plumas, conchas, de otros mil objetos, y nosotros, los niños, nos servíamos en el colegio de los santos o figuras -en otras partes los llaman vistas- o sea de los cromos de las cajas de fósforos. Porque en cuanto a los sellos de la naciones todas, que también coleccionábamos, éstos eran al modo de lo que son los diamantes y piedras preciosas, no sustancia amonedable y de cambio, sino más bien de lujo y en el fondo una manera de atesorar riqueza disponible, algo que llegada ocasión de apremio se puede vender o empeñar.
Había santos de diferentes clases y valores: unas figuras eran apegadas, cuando pegando dos presentaban cromo por ambos lados; otras recortadas, redondeadas sus esquinas como las de los naipes finos; de carlistas, finas, ordinarias (las de cajas de fósforos de cocina, pues poniendo éstos en manos de las criadas, conviene que de cada diez sólo uno se encienda); unas valían una unidad, otras dos. otras cinco y las ordinarias media. Como los ingleses, desconocíamos los niños el sistema decimal monetario. Las había también escandalosas, pero éstas circulaban poco y a hustadillas.
Los santos eram nuestra moneda; con ellos se compraban meriendas: un chau de manzana, un atal de naranja, un cuscursito de pan. Y no eran los santos una moneda así como se quiera, sino que eran cosa admirable! una moneda instructiva, histórica, biográfica y hasta geográfica. Lo cual es instruir deleitando. Cuanto más fruto no obtendrían muchas propagandas si sus principios y enseñanzas se grabaran en la moneda! Me parece éste el mejor modo de combatir al socialismo: grabar en duros y onzas breves argumentos refutándolo -con tal que quepan en la moneda con letra clara, no es menester que sean convincentes- y repartir las monedas de propaganda entre los socialistas. Y sobre todo repetir, repetir mucho y sin descanso los argumentos amonedados, siguiendo una sabia máxima pedagógica.
Gracias a los santos y entre ellos conocí a Savalls con sus bigotazos, a Cabrera, a Sagasta, a Prim, Serrano y Topete -a éstos los conocíamos así, en tirada- a la Patti, a Cúchares, a Cervantes, a Montes. Eran nuestro diccionario biográfico.
Pero el principal empleo de los santos, como el del dinero, era el de jugarlos, y éste su mayor atractivo. Los santos se inventaron para jugarlos, lo mismo que los valores para la bolsa."
Miguel de Unamuno, Recuerdos de niñez y de mocedad, Biblioteca Unamuno - Alianza Editorial, Madrid, 2002.
posted by Luís Miguel Dias segunda-feira, fevereiro 07, 2005