segunda-feira, março 24, 2008
Bizarrias do Belo, de João Bénard da Costa, excerto da crónica de ontem no Público
"Que fui eu fazer a Nova Iorque nas vigílias de Domingo de Paixão?
Convidado pela Brooklyn Academy of Music (BAM), fui à inauguração dum vasto ciclo Manoel de Oliveira, que, entre Março e Setembro, percorrerá seis cidades americanas (além de Nova Iorque, Boston, Chicago, Los Angeles, São Francisco e Washington). Fui com Manoel de Oliveira e com Maria Isabel de Oliveira, Mulher dele.
Devia agora deter-me com demora no que foram essas três noites passadas na BAM, cum curiosíssimo edifício muito muito art déco, que nasceu no mesmo ano de 1908 em que nasceu Oliveira. Num programa de 22 filmes, passaram três enquanto lá estive: o mais recente Cristóvão Colombo - O enigma e dois dos anos 70, O Passado e o Presente e Benilde ou a Virgem Mãe. Descrever a interminável "standing ovation" da sessão inaugural? Descrever o entusiamo das outras sessões? Traduzir o artigo de uma página do New York Times de Domingo, 9 de Março, em que Oliveira é comparado a Buñuel, Dreyer e Bresson? Mas para quê e para quem? Quarenta ou cinquenta vezes vi este fenómeno repetido entre Veneza e Cannes, Paris e Berlim, Roma e Bruxelas, e já me habituei às expressões, mais desconfiadas ou mais trocistas, daqueles a quem narro. Desta vez, só faltou perguntarem-me se fora a Cinemateca que pagara aquela página do New York Times, como em 1980 escreveram que a Gulbenkian tinha pago ao Le Monde a primeira página referente ao Amor de Perdição. É sermão aos peixes. Para os portugueses, ou para a maioria deles, é tão incompreensível a reputação internacional de Oliveira, como o é para os americanos explicar-lhes que os portugueses de Portugal o consideram exotismo lusitano. Lá ou cá, é a mesma incredulidade por razões diametralmente opostas. Impossível explicar português a americanos, como impossível explicar português a portugueses. Mas Manoel de Oliveira não precisa que o expliquem, nem deve à crítica francesa o triunfo nova-iorquino. É a América, não é Paris, e o cinema para alguns é linguagem universal."
La tumba súbita
En 'La tumba perdida' se cuenta la historia del viejo Hecht, que es despertado una noche por el ruido de la lluvia y piensa en su joven esposa en su sepulcro húmedo. A la mañana siguiente, busca la tumba, pero no la encuentra. Le confiesa al director del cementerio que en realidad nunca se llevó bien con su mujer y que ella hacía ya muchos años que se había ido a vivir con otro hombre cuando la sorprendió la muerte. A los pocos días, el director llama a Hecht para decirle que ya han encontrado la tumba, pero que su mujer no está en ella. Su amante consiguió años atrás una orden judicial para que la trasladaran a otra tumba, donde también a él le enterraron al morir. Así pues, su mujer descansa engañándole eternamente junto a otro hombre. Pero, eso sí, la propiedad de Hecht sigue allí. "No olvide que ha salido ganando una tumba para uso futuro -le dice el director del cementerio-. Está vacía y la parcela le pertenece".
The human race, handled with care
A Giacometti story: in 1939, at the outbreak of war, Alberto Giacometti started making figures from memory. But each time he tried to create the image of someone known or once seen, not from the life, the figure ended up smaller and smaller.
The problem grew worse when he left occupied Paris. Over and again, back in his native Switzerland, Giacometti would begin the same sculpture of a woman glimpsed on the Boulevard Saint-Michel and watch it shrink beneath his fingers. Still he persisted. At the war's end, when he finally boarded the train back to France, the works of those years fitted entirely into a handful of matchboxes.
Philip Roth:
Como autor que refleja el tiempo en el que vive, si ?La mancha humana? fue su libro de la era de Clinton, ?Sale el espectro? es el de la era de Bush. ¿Cómo será el de la América de Obama? Quién sabe. No podemos predecir nada. En nuestras vidas podemos programar los próximos cuatro años. En política es un misterio. ¿Quién se habría imaginado hace poco el desastre de Irak?
¿Qué quedará de Bush? Mucho daño. Mucho daño. Tan sólo si lo miramos en cifras, ha llevado al país a la bancarrota. Ha destruido en el mundo nuestra reputación moral. Ha matado cientos de miles de iraquíes sin razón. Ha sido un desastre, el peor presidente de nuestra historia.
¿Peor de lo que habría sido Lindbergh, ese presidente ficción que usted describió para ?La conjura contra América?? Mucho peor. Lindbergh habría sido mejor que Bush. Ahora que lo pienso, podría haber hecho ese ejercicio con Bush, pero no sería ficción. Siguiendo en ese terreno, no sé qué ocurrirá con Hillary y Obama.
Quizá la respuesta de la gente contra la era de Bush haya provocado esta necesidad tan radical de cambio. La primera vez que un negro y una mujer compiten por la presidencia con posibilidades. Esta avalancha de gente que quiere votar en las primarias y de entusiasmo por sus respectivos candidatos es una reacción clara a la era de Bush. La necesidad de hacer algo, de arreglar las cosas.
Eso hace 10 años sí que habría sido política ficción, lo de Obama. Sí, claro. Fue Bobby Kennedy hace 40 años quien dijo que en 50 tendríamos un presidente negro. Más o menos se acercó. Una de las ventajas de cómo se desarrollan estas primarias es que están despertando ilusión en todo el país hacia los demócratas. Están convenciendo a mucha gente. Pero si Obama gana esta etapa, todavía, para la elección final, debe vencer muchos prejuicios y barreras.
Lo que ocurre es que se está convirtiendo en un auténtico fenómeno de masas. Es muy listo, es brillante. Tiene un discurso articulado, posee esa energía contagiosa, joven y poderosa. Es muy esperanzador para la gente. Los demócratas parecen encantados de votar por alguien así. Cuando era niño, recuerdo que elegimos delegado de clase al único niño negro que teníamos y todos nos sentimos tan bien con nuestras conciencias...
posted by Luís Miguel Dias segunda-feira, março 24, 2008