Relato de mi vida (1)
La maison des Buddenbbrook en 1870
(la plus ancienne photo de la maison)"Yo nací en Lübeck el año 1875. Fui el segundo hijo del matrimonio formado por Johann Heinrich Mann, mercader y senador de la Ciudad Libre, y de su esposa Julia da Silva-Bruhns. Así como mi padre era nieto y biznieto de ciudadanos de Lübeck, mi madre, en cambio, había venido al mundo en Río de Janeiro; era hija de un alemán proprietario de plantaciones y de un brasileña criollo-portuguesa, y fue trasladada a Alemania cuando tenía siete años. Mi madre poseía un tipo netamente latino, había sido, en su juventud, una belleza muy admirada y tenía una gran sensibilidad para la música. Si me pregunto de dónde proceden, hereditariamente, mis aptitudes, tengo que recordar el famoso verso de Goethe y decir que de mi padre me viene «la seriedad en la conducta», y de mi madre, en cambio, «la naturaleza jovial», es decir, la inclinación hacia el arte y lo sensible, y el «gusto de fantasear», en el más amplio sentido de la palabra.
Fue la mía una infancia mimada y feliz. Los cinco hermanos, tres muchachos y dos chicas, vivíamos en una elegante casa de la ciudad que mi padre había edificado para sí y para su familia; disfrutábamos además de un segundo hogar en la antigua casa de familia, situada junto a la iglesia de Santa María: en ella residía únicamente mi abuela paterna, y hoy es objeto de la curiosidad de los visitantes, conociendosela como «la casa de los Buddenbrook». Los períodos más felices de mi infancia eran, sin embargo, las semanas de vacaciones que pasábamos todos los años, durante el verano, en Travemünde. Por la mañana nos bañábamos en la playa de la enseada que allí forma el Báltico, y las tardes las pasábamos a los pies del templete de música situado delante del hotel, por el cual sentíamos un amor casi tan apasionado como por los baños. El ambiente idílico, refinado, cobijador y apacible de esta estancia allí, con sus comidas de varios platos en la table-d`hôte, me satisfacía de un modo indiscreptible, favoreciendo mi inclinación -sólo mucho más tarde medianamente corregida- por la pereza soñadora. Y cuando aquellas cuatro semanas, que al principio parecían interminables, se acababan y teníamos que volver a casa y reanudar la vida ordinária, un suave dolor de compasión para conmigo mismo me desgarraba el corazón."
Thomas Mann (trad. Andrés Sánchez Pascual),
Relato de mi vida, Alianza Editorial, 1990.