sábado, abril 21, 2012
Marina Abramovic (performer, artista plástica) + Antony Hegarty são os protagonistas de ‘Vida y muerte de Marina Abramovic’, em palco no Teatro Real, Madrid, a partir da próxima semana.
conversaram com um jornalista do elpais, de onde roubei estes recortes:
Marina Abramovic. Rufus Wainwright me invitó a un concierto en el Carnegie Hall que organizaba con su familia y en el que cantaba Antony. Cuando oí su voz, y era la primera vez, me tuve que poner de pie y empecé a llorar. Mi amigo Klaus nos presentó, pero te fuiste enseguida...
Antony. Uff... soy muy malo en esas cosas… ¡Perdona! Pero después Klaus me llevó a tu casa.
M. A. Se lo pedí yo. Y luego, celebré en el Guggenheim mi 60º aniversario y Antony cantó tres canciones. Pero no es solo amistad. Entiendo la esencia de su música, sé de dónde viene el alma: es completamente única.
[...]
M. A. Cuando dices ópera es solo ópera. Pero ahora hay muchos artistas atacando esa fortaleza para modernizarla. La ópera no ha cambiado nada desde su invención, y cada intento se critica mucho. Quizá es hora de ver otras ideas. No sé por qué es un tema tan tabú, pero sigue siendo como entrar en otro siglo.
A. Esto es una pieza más en nuestros proyectos artísticos. Sin embargo, la obra de arte está escondida dentro de la pieza teatral: Marina entregando a otra gente la historia de su vida como material narrativo. El público asume que es su biografía, pero lo que están viendo es un tremendo gesto artístico de entrega y renuncia al control de su vida para que otro haga lo que quiera con ella. Ha sido un proceso creativo fascinante. Una intersección de muchos acercamientos desesperados que crean una extraña alquimia.
M. A. El punto inicial fue la historia de mi vida, pero en realidad es una biografía universal en la que todos pueden proyectarse. Quería convertirme en una herramienta en manos del director.
A. Yo lo veo como lo que hiciste en Nápoles en 1967. Pero en vez de diferentes objetos o armas, lo que entregas ahora son historias y también les dejas hacer lo que quieran contigo.
M. A. Antony, es increíble... nunca lo había visto así.
[...]
M. A. Mi trabajo se ha desarrollado en un mundo de hombres. No soy una feminista: el arte no tiene género. Me siento como un soldado del arte. Pero Antony, habla tú de esas canciones que has compuesto sobre el sufrimiento.
A. Intenté que respondieran a esta historia desde diferentes perspectivas. Una de ellas es Cut the world. Trata sobre diferentes maneras de contener, transformar y trascender el sufrimiento. Estoicamente, como forma de endurecimiento y como fortalecimiento. En realidad es parecido al papel de una madre, que aguanta siempre todo el peso y se sacrifica. La primera mitad de la obra es una cronología de abusos y sufrimiento desde un acercamiento casi humorístico, de slapstick. Y es la manera que muchos supervivientes eligen para superarlo. La segunda parte, aborda la transformación y la creación.
M. A. Ahí hay otra canción increíble que me pidió que cantara yo que se llama Salt in my wounds [Sal en mis heridas].
A. Poner sal en una herida es irritarla, que duela más. Pero ganas control sobre lo que te victimiza. Y eso es parte del gesto que Marina ha hecho con su trabajo, incluso dejándose tocar y herir a veces. No me lo ha dicho, pero es como yo lo veo y proyecto. Luego la canción se transforma en Gold in my womb. Mi percepción sobre ella es la de moverse desde diferentes tipos de agonía…
P. ¿Se identifican a través del sufrimiento de sus vidas?
M. A. Yo no quiero sufrir, pero a veces sucede. Los artistas son muy sensibles, quizá sea esa la diferencia. Algunas cosas que para mí han sido muy dolorosas, para otros quizá son pequeñeces.
A. En esta obra se impone un contexto de sufrimiento a una niña. Y luego eso se reconfigura con la historia de cómo un adulto crea algo con ello. Algo universal.
M. A. Yo creo que no hay arte sin sufrimiento.
A. Yo no estoy de acuerdo. Existe mucha mitología sobre eso, pero preferiría cambiar la palabra por “fuertes sentimientos”. No hace falta sufrir. Ser abierto, empático y receptivo con el mundo es el estado que se necesita para crear. Yo no siento ningún tipo de romanticismo por el sufrimiento. Tienes que estar despierto y sentir, simplemente.
M. A. En el Idiota de Dostoievski hay un buen ejemplo. El protagonista tiene epilepsia, y antes de cada ataque siente esa sensación increíble de armonía y felicidad. Todo es luminoso y simétrico. A veces no podemos contener esa intensidad que confundimos con sufrimiento. Es como un orgasmo del cerebro. Y la felicidad no tiene lugar sin ese estadio previo.
ouvir e ver Cut the world.
posted by Luís Miguel Dias sábado, abril 21, 2012